La historia sobre el muy bondadoso de un taxista, que me изумил

No todos los pasajeros taxi les gusta mantener una conversación con los taxistas. Muchos tratan de отмолчаться, como la heroína de hoy de la historia, en el Sitio web, el cual, sin embargo, esto no pudo ser, y he aquí por qué.



Una vez, después del trabajo me provocó un taxi. El tiempo — hora de la noche (clínica está abierta). Y, por costumbre, cuando sales con trabajo mucho más tarde, y las obras no se pagan — comedor, irritada y con una muda pregunta en la cabeza "¿qué es, en realidad, estoy aquí tan tarde, lo hago", состряпала обиженное la cara y siento estoy vieja, pero limpia volga.

El conductor era un hombre de edad. Смекнув de mi trágica la cara, que yo soy una víctima de todas las malaventuras de la suerte y apenas soy caliente interlocutor, comenzó a hablar con más prometedor—. "Oh, todos los jóvenes, tales hinchado, siempre ácidas van..."

Es, por supuesto, genial, pero, puede que nos vayamos? — en el intento de interrumpir el flujo de la adulación le dije.

En respuesta, él simplemente me mató de control de la frase:

— Y no nos iremos hasta que se sienta detrás de esta bazo! Se puede, hay algo подлое задумываете?!

— Me ofreces salir? — парировала yo.

— No, yo sugiero que sonreír! — Y entonces me doy cuenta de que es la policía del estado de ánimo, un oficial retirado de la división de la fiesta, un veterano de la risa... pero no la atacó.

— Estoy hambriento no sonrío!

Hasta el extremo de no querer seguir en contacto, observo como él resoplando mete la mano en la guantera:

— Tan-tan-tan, que aqu me nuera preparado... el pastel?

— ¡No! Usted que?!

— Con trucha!

— No, no puedo, gracias.

— Puede, la hamburguesa con la carne? Pero se seca, la nieta de su hecho.

— No, gracias.

— No? Y me voy.

Y, como si nada hubiera pasado, expande su bolsa, saca de allí atado, como si estamos aquí reunidos con ocasión de la comida campestre. En el salón huele el olor de los pasteles, el aroma de mantequilla sin previo aviso bate directamente en la nariz y el estómago empieza a traición урчать.

— Con trucha, dices?

— Sí, aquí está recogido nuera, ella se molesto. Desde el norte trajeron el pescado.

— Mm... Bueno... lo Siento, pero me es posible todavía un trozo?

— ¡Ja! — con una sonrisa victoriosa prevaleció el abuelo. — Ten, por supuesto.

Y me dio que susurra el paquete con dulces, y allí... Como existencias al hambriento año dulces, pasteles, algún tipo de informe con chorizo. Ha elegido un más modesto y, con la vergüenza en la cara, el comienzo de la уплетать.

¿Y saben qué? Muy sabrosa. Con el abuelo hemos llegado al compartir divertidas historias, en alimentar el estómago de la conversación ha ido, por lo que estoy tremendamente le agradecida!

via pikabu.ru/story/taksistyumorist_4661839

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