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Las grandes cataratas en la ciencia: de la alquimia a los mitos modernos
Introducción. La ciencia es un proceso dinámico de búsqueda continua de la verdad, donde las suposiciones se hacen primero y luego se prueban mediante experimentos y análisis lógico. A veces, incluso las teorías e ideas más autoritativas, ya sean visiones antiguas del universo o hipótesis médicas modernas, son parcialmente erróneas o experimentan ajustes serios. Este proceso obliga a la ciencia a avanzar, deshacerse de conceptos obsoletos y formar nuevos modelos de realidad más precisos. En este artículo, examinaremos algunos conceptos históricos y contemporáneos sorprendentes que ilustran cómo evolucionan las opiniones científicas y por qué los errores son una parte natural e incluso necesaria del camino hacia la verdad.
Alquimia: El sueño de la piedra filosófica
Alchemy es una de las formas tempranas más famosas de la "ciencia" que surgió mucho antes del advenimiento de la química sistemática. Los alquimistas creían que había un catalizador universal o una piedra filosófica que podía convertir los metales ordinarios en oro. Además, se creía que la piedra podía conferir la inmortalidad o al menos prolongar significativamente la vida. Durante siglos, en los laboratorios de Europa, Oriente Medio y China, científicos entusiastas han mezclado diferentes sustancias, las han hervido en hornos, inventado ingeniosos destiladores - todo por un gran objetivo que nunca se logró.
Sin embargo, la alquimia contribuyó enormemente al desarrollo de la futura ciencia de la química. El conocimiento práctico acumulado sobre las propiedades de metales, ácidos y otros reactivos se convirtió en la base para la formación de disciplinas científicas más rigurosas. A medida que se desarrolló la metodología científica, el químico empezó a depender estrictamente de datos y cálculos experimentales. Así, la búsqueda alquímica de un objetivo exorbitante se retiró, y los métodos científicos modernos lo reemplazaron.
Causas de error
- Falta de metodología rigurosa: Los alquimistas se basaron más en ideas místicas y conjeturas empíricas que en una experimentación rigurosa.
- Conocimiento limitado de la estructura de la materia: No había una comprensión clara de los átomos y las moléculas, por lo que la idea de la "transmutación" parecía bastante posible.
Modelo geocéntrico del mundo: La Tierra como el Centro del Universo
Durante muchos siglos, hubo una creencia de que la Tierra es el centro fijo del universo, y todos los cuerpos celestes (el Sol, la Luna, planetas y estrellas) giran alrededor de él. Este modelo geocéntrico, elaborado en detalle por Claudio Ptolomeo en su Almagest, siguió siendo la principal doctrina cosmológica en Europa durante varios siglos. Los principios de Ptolomeo fueron tejidos en la teología medieval y parecían indiscutibles.
Sólo en el Renacimiento, gracias a las obras de Nicolaus Copernicus, Giordano Bruno, Galileo Galilei y Johannes Kepler, quedó claro que el Sol es la estrella central alrededor de la cual giran la Tierra y otros planetas. Copernicus presentó un modelo heliocéntrico, y Galileo con la ayuda de un telescopio descubrió las fases de Venus y las lunas de Júpiter, que destruyó la idea de “subordinación” completa de todos los cuerpos a la Tierra. Aunque la evidencia se ha ido acumulando gradualmente, la transición a una nueva imagen del mundo ha enfrentado resistencia de la iglesia y la tradición, lo que muestra cuánto tiempo y dolorosamente establecido se pueden superar las ideas erróneas.
Lecciones clave de la historia
- Necesitamos pruebas: Galileo y Kepler pudieron confirmar el heliocentrismo observando el movimiento de planetas y satélites, haciendo una revolución en la astronomía.
- El éxito de la nueva teoría lleva tiempo: Incluso las pruebas serias no se aceptan inmediatamente si entran en conflicto con dogmas religiosos o filosóficos.
La teoría de la “generación espontánea” de la vida
Hasta el siglo XVII, se aceptó ampliamente la idea de que los organismos vivos podían surgir espontáneamente de la materia inanimada. Así, se creía que las larvas de moscas son tomadas directamente de la carne podrida, y las ranas "crecen" en el suelo húmedo. Esta visión, desde el tiempo de Aristóteles, era “obvia” para muchos. Pero ya en el siglo XVII, el científico Francesco Redi puso una serie de experimentos, demostrando que si un pedazo de carne está cubierto, entonces no habrá larvas en él.
El concepto de autogeneración siguió siendo discutido en el siglo XVIII, hasta que Louis Pasteur en el siglo XIX, con la ayuda de sus famosos experimentos con frascos de cuello de cisne, demostró que los microorganismos no pueden aparecer en un ambiente estéril sin una fuente externa. Fue la investigación de Pasteur que finalmente disimuló la creencia en el “aparecemiento espontáneo” de la vida, sentando las bases de la microbiología y demostrando el papel de los microorganismos en la fermentación, enfermedad y otros procesos biológicos.
¿Por qué la teoría de la generación espontánea se mantuvo durante mucho tiempo
- Capacidad limitada de observación: La falta de microscopios y técnicas modernas no permitió rastrear la apariencia de los microorganismos.
- La experiencia diaria fue engañosa: Los alimentos podridos realmente parecen ser la “primera fuente” de larvas o moho, a menos que usted sepa sobre el ciclo de vida de bacterias e insectos.
The Aetheric Theory of Light and Its Refutation
En el siglo XIX y principios del siglo XX, los físicos sostuvieron la idea de que las ondas electromagnéticas, incluyendo la luz, deben propagarse en un medio especial - "tanto". El concepto de éter data de antiguos filósofos, pero en la física clásica se reinterpretó para explicar cómo una ola puede propagarse sin un portador material (una analogía de agua para ondas en la superficie). Sin embargo, el famoso experimento Michelson-Morley (1887) demostró que el “viento de éter” no existe, es decir, la velocidad de la luz es la misma en todas las direcciones. Este resultado causó confusión en la comunidad científica.
Finalmente, el éter fue "defetado" por las teorías generales y especiales de relatividad de Albert Einstein, que mostraron que la velocidad de la luz es constante y no necesita un medio estacionario para su propagación. Estas nuevas opiniones han revolucionado el concepto de espacio y tiempo y han sentado las bases para la física moderna de alta energía y la teoría cuántica.
Lección para la ciencia
- La necesidad de revisar incluso los conceptos establecidos: A pesar de la autoridad del éter, el experimento Michelson-Morley obligó a los científicos a buscar explicaciones alternativas.
- La integración de las teorías: Las ideas de Maxwell sobre la naturaleza de las ondas electromagnéticas se fusionaron con los principios de relatividad de Einstein, lo que llevó a un avance tecnológico (GPS, comunicaciones por satélite, etc.).
Phrenología: "sonido de lectura" por forma de cráneo
A principios del siglo XIX, la idea de la fenología, basada en la suposición de que las habilidades mentales y los rasgos de carácter pueden ser determinados por los “bubbles” en la cabeza, se hizo popular. Los fenólogos creían que el cerebro consiste en organismos separados responsables de valor, musicalidad, bondad y otras cualidades, y la forma del cráneo refleja el desarrollo o subdesarrollo de estas “regiones”.
Aunque la fenología se ha convertido en un objeto de interés en muchos países, incluyendo Europa y Estados Unidos, hasta e incluyendo litigios, con el tiempo ha sido refutado por la investigación fisiológica y anatómica. Resultó que los límites de las regiones del cerebro no corresponden a los propuestos por los fenólogos, y la forma del cráneo en la mayoría de los casos no indica las cualidades intelectuales y personales de una persona. La neurociencia moderna es una explicación mucho más compleja y sutil de la interacción de diferentes regiones del cerebro y procesos mentales.
Por qué la teoría se atascó
- La pseudocientífica "implicidad": A la gente le gusta cuando el complejo se explica fácilmente: la forma del cráneo, y todo sobre usted es conocido!
- Desarrollo débil de la neurociencia en ese momento: No había métodos precisos para estudiar el cerebro (RM, TC), y muchas suposiciones.
Mitos contemporáneos y pseudociencia
Aunque la investigación moderna tiene métodos mucho más precisos (Microscopios electrónicos, colisionadores, supercomputadores para cálculos), esto no significa que no haya más errores o errores en la ciencia. Mitos y teorías no científicas siguen surgiendo. En particular, algunos enfoques de tratamiento alternativo (por ejemplo, la homeopatía) siguen siendo controvertidos sin una base experimental suficiente.
Incluso en los campos de alta tecnología, las ideas “fashionables” emergen sin evidencia convincente. Es importante entender que la comunidad científica no es un club monolítico de “verdades reconocidas”, sino una plataforma donde se realizan constantemente discusiones, se publican nuevas investigaciones, se refutan viejas conclusiones y se formulan hipótesis del futuro. Los errores hacen que la ciencia viva, estimulando la búsqueda y validación.
Conclusión
La historia de la ciencia está llena de casos en los que lo que se consideraba una verdad indiscutible resultó ser sólo una etapa en el camino hacia una comprensión más profunda de la realidad. Alquimia dio paso a la química, geocentrismo al heliocentrismo, origen espontáneo de la vida a la microbiología, ether a la teoría de la relatividad, y la fenología a los métodos modernos de neuroimaging. A medida que las herramientas y metodologías mejoran, la ciencia misma se mueve a nuevos niveles de precisión y predictividad.
Es importante darse cuenta de que los errores, hipótesis falsas o puntos de vista obsoletos no son algo “compartido” para la ciencia. Por el contrario, es una parte orgánica del proceso de aprendizaje. Como lo dijo Karl Popper, “la ciencia comienza con problemas”, y requiere tiempo y experiencia para responderlos. Así que los mitos y las ideas erróneas, ya sea en la historia o la modernidad, sólo nos dicen cómo la ciencia capaz es de autocorrección y renovación. Eso es lo que lo convierte en el sistema de cognición más eficiente que tenemos.
Con el tiempo, seguramente veremos que algunos conceptos actuales dan paso a nuevas teorías más precisas. Y este hecho no habla del “error” de la ciencia como tal, pero, por el contrario, enfatiza su flexibilidad, apertura a la crítica y esfuerzo constante por la verdad. Y si aprendemos a tratar los errores no como “failures” sino como pasos para aprender, podemos aceptar más fácilmente el cambio y participar más activamente en el progreso científico.