Hermosas personas nunca son arrogantes.




La belleza es siempre individual, no hay cánones, es permisible disimilitud locura nadie. La belleza es siempre divina, allí está Dios. Hermosas personas nunca son arrogantes, que siempre es amable y cálido, que no les importa una sonrisa, una palabra amable, para hacer un esfuerzo continuo para hablar tono amistoso.

Renata Litvinova