753
Che
Мамай
Él trataba de no besar al Che guevara en su hombro derecho.
El miraba con desprecio — es demasiado tímido.
El argentino ernesto, el ladrón, el ministro, y simplemente Che
Era sólo uno de sus cinco favoritos de los tatuajes.
En el verde esmeralda de los ojos se agitaba fuego vivo,
amarillento e inquieto, como un tigre en una jaula.
La amaba двадцатитрехлетней, loco, desnudo,
con impecable elástico cuerpo de la reciente легкоатлетки.
Y por la mañana, cuando se cansaba натужно crujir de la cama,
y гаванское radio algo чеканило sobre la producción,
él баюкал de ella, instintivamente intenta cubrir
el impostor no quedaba nadie del proletariado de su palma.
Tenía el corazón. Como de costumbre el corazón,
allí bastaba el lugar de los demás.
Mucho tienden a caber
En este glorioso edad, en este segundo de детств,
además del miedo, de la sobriedad y la мещанства...
... En el frenesí de los celos, en un estado de coma, parálisis бессильном
él siempre estaba seguro de que estos, otros besan Che.
Él trataba de no besar al Che guevara en su hombro derecho.
El miraba con desprecio — es demasiado tímido.
El argentino ernesto, el ladrón, el ministro, y simplemente Che
Era sólo uno de sus cinco favoritos de los tatuajes.
En el verde esmeralda de los ojos se agitaba fuego vivo,
amarillento e inquieto, como un tigre en una jaula.
La amaba двадцатитрехлетней, loco, desnudo,
con impecable elástico cuerpo de la reciente легкоатлетки.
Y por la mañana, cuando se cansaba натужно crujir de la cama,
y гаванское radio algo чеканило sobre la producción,
él баюкал de ella, instintivamente intenta cubrir
el impostor no quedaba nadie del proletariado de su palma.
Tenía el corazón. Como de costumbre el corazón,
allí bastaba el lugar de los demás.
Mucho tienden a caber
En este glorioso edad, en este segundo de детств,
además del miedo, de la sobriedad y la мещанства...
... En el frenesí de los celos, en un estado de coma, parálisis бессильном
él siempre estaba seguro de que estos, otros besan Che.