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Un joven y un viejo judío estaban en el mismo compartimento.
En la estación de Kharkiv había un tren nocturno yendo a Odessa. Justo antes de la salida, un joven guapo voló al coche y corrió a su compartimento. Allí vio que su vecino era un viejo judío que había hecho su cama en preparación para dormir. El joven se dirigió a él:
- ¿Puedes decirme qué hora es?
El viejo lo miró, no respondió nada y se fue a la cama. Él tiró sus hombros y siguió su ejemplo. Al día siguiente, un guía los despertó:
- ¡Queridos pasajeros! ¡El tren viene a Odessa! Entrega la ropa.
El viejo judío se levantó y se volvió al tipo:
¿Me preguntaste por el momento? Responderé eso. Son las siete de la mañana.
- Gracias. Déjame preguntarte, ¿por qué no contestaste mi pregunta ayer?
- Hmm. Sabes, si te dijera qué hora era, seguiríamos hablando. Entonces se encontraría que en Odessa no tienes a nadie a quien quedarte. Me pedirías un par de noches, y tengo a mi hija Sarochka en casa sobre tu edad. Ciertamente te enamorarías de ella – ella es tan hermosa e inteligente! – y decide casarse con ella.
- ¿Qué tiene de malo que quiera casarme con tu Sarka?
- Oye, joven, ¿por qué debería tener un yerno que ni siquiera tenga reloj?
via factroom.ru
Rompecabezas de "el Extraño caso del restaurante"
Como nuestro alférez de uno de los combatientes "se ha perdido"