Mi marido no quiere hacer nada alrededor de la casa, estoy muy cansado.

Como muestra la práctica de parejas armoniosas, las obligaciones de los cónyuges en el matrimonio no se dividen según la visión tradicional establecida de la sociedad, sino por acuerdo. Esto ocurre en los matrimonios, donde el trabajo de cada cónyuge es valorado por el otro lado y se divide no por el papel común, sino por las oportunidades. En el par de Oksana e Ignat, este equilibrio se ha roto durante mucho tiempo. Como un hombre adulto no quería hacer esfuerzos para la familia. Y Oksana se cansó de ello.



Durante más de 20 años, Oksana ha tenido que ver la misma imagen: su marido cansado en el sofá frente a la televisión. Por supuesto, el lugar de honor de la pantalla cuadrada tomó un portátil cómodo y compacto, pero la esencia de ella no cambió. Ignat siempre pasó su ocio de esta manera, y nada podía moverlo.

Mientras Oksana se recordaba en matrimonio, Ignat siempre estaba cansado. Al mismo tiempo, su trabajo constante no era muy difícil, mucho menos pagado. Pero era suficiente al final del día quejarse de la fatiga extrema y caer en el sofá esperando la cena.

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Peels Oksana también funcionó. Su salario era incluso más alto que el de su marido. Sí, ella no trabajaba físicamente porque su trabajo era intelectual. Pero esto no elimina la fatiga al final del día. También quería sentarse en el sofá y relajarse. Sin embargo, este lujo se le dio sólo antes de acostarse, ya que todo el tiempo después del trabajo Oksana dio a casa, cocina y niños. Ignata, a pesar de todas las solicitudes de ayuda, nunca estuvo allí.



Después de años de tal vida, la paciencia de Oksana llegó a su fin. Un día, mirando a su marido hinchado en una posición horizontal con un portátil en su estómago, Oksana de repente decidió que no haría nada más. Y en lugar de ir a lavar los platos, cayó en una silla y empezó a leer un libro.

Ha sido un día o dos. Ignat notó que algo estaba mal sólo cuando las placas limpias se agotaron. Por supuesto, no iba a lavarse sucio. Después de un tiempo, Ignat de repente encontró que los lavabos y el inodoro miran lejos de presentable, y la capa pálida de polvo en los muebles ya era visible a simple vista. Cuando las zapatillas comenzaron a pegarse al linoleo, la paciencia de Ignat también llegó a su fin.



Peels - ¿Vas a limpiar o qué? - le preguntó a Oksana, que apasionó el rompecabezas.

- ¿No quieres hacer nada al respecto? Tú también vives aquí.

- No tengo tiempo. Estoy cansado del trabajo. ¿No puedo simplemente relajarme en mi casa limpio y ordenado?

- Yo también trabajo, y estoy cansada. ¿Crees que también quiero descansar limpio y ordenado?

- Oksana, no te entiendo. Bueno, limpia si quieres limpieza.

- ¡Estoy cansada de que no entiendas lo básico! ¡Quiero que los dos apoyemos esta orden igual! ¡No soy tu sirviente! Si quieres limpiar tu casa, haz algo al respecto.



Oksana creía que esta conversación corta pero tenaz empujaría a su marido a los pensamientos y deseos correctos. Que tendría la idea de que su esposa necesitaba ayuda. Sin embargo, la situación resultó de una manera completamente inesperada.

Unas semanas después, Oksana cogió a Ignat poniendo cosas en bolsas. Resulta que Ignat ya no puede vivir en este matrimonio. Que se ha ido para siempre y reclamando el divorcio.

- No puedo vivir en una casa donde me veo obligado a hacer cosas que no tengo que hacer.

- O más bien, no quieres, enredado Oksana. ¿Adónde vas?

- Tengo una mujer en el trabajo. Accedió a llevarme un rato.

- Buena suerte, entonces.



Peels Por la noche Ignat no estaba en el apartamento. Oksana encendió la música y, para su sorpresa, llegó para el trapo ella misma para limpiar el polvo en los estantes. Por primera vez en muchos años, disfrutaba de la limpieza. Por ahora no lo hizo porque “todo el deber de la esposa” sino porque quería el orden en una casa donde nadie más era.

Esa noche, parecía a Oksana que, junto con el polvo y la suciedad del apartamento, los últimos vestigios de sentimientos y relaciones largas con Ignat desaparecieron. Y le dio fuerza y alegría. Oksana parece haber querido que Ignat se fuera por mucho tiempo. Tenía miedo de admitirlo. Ahora, más que nunca, se sentía libre y contenta.

La sabiduría de la vida: ¿Qué nos enseña esta historia? La distribución desigual del trabajo entre los cónyuges conduce, si no a las peleas, a las quejas ocultas y a las relaciones tensas. Las obligaciones de los cónyuges en el matrimonio deben organizarse de tal manera que ninguna de las partes se sienta privada de descanso o atención por parte de la pareja. Esta es la única manera de vivir una larga vida familiar feliz.