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Balalaika, o la confrontación masculino severo
Regularmente entro en una tienda de instrumentos musicales en el Tula y cada vez que le pregunto si hay una venta de una balalaica. Cada vez que me respondió: no. He pedido a 150 veces, 150 veces, y me dijeron que no. La idea es que la respuesta me mismo vendedor, responde con un tono constante. Y cada vez que pida un tono constante:
- Balalaika hay
? - Balalaika sin
.
- Hay una balalaica en venta
? - Balalaika no vende
.
- Balalaika usted puede ver lo que hay
? - No, el balalaika a la venta allí
.
- Me gustaría comprar una balalaica, ¿cómo lo hacen
? - Lo siento, no vendemos el balalaika
.
- Los instrumentos tradicionales hay? Necesito una balalaica.
- Nunca los pedimos y no vendemos
.
Y después de todo esta infección vendedor, me conoce perfectamente en persona, sé que me pregunto, y él sabe que él me contestará. Pero aún así nunca ninguno de nosotros ningún gesto, ni una palabra no ha demostrado que cada uno de nosotros sabe el guión. A veces, el vendedor está fumando en la entrada cuando voy a la tienda, entonces me veo en él a través de la puerta de cristal, que estaba terminando con frialdad, toro y lanza de nuevo detrás del mostrador:
- ¿Qué quieres
- Necesito una balalaica
. - Nosotros no hacemos
. - Lo siento
.
A veces habla con otro cliente, mientras que de pie al lado, espero pacientemente cuando terminan:
- A la balalaika en venta allí
? - No, nosotros no vendemos
.
A veces simplemente no alcanza el contador cuando la tienda está vacía, y sólo me paseaba por la habitación. Por supuesto, él sabe lo que sucederá después, pero no dio ninguna señal, y tomar la revista con indiferencia.
- Algo que no puedo encontrar la balalaika, por lo general, están a la venta
? - No, no existe, nosotros no vendemos
.
Este es un enfrentamiento muy grave, verdaderamente masculino cuyo resultado es incierto. Es obvio que cada parte espera ganar. Sin embargo, ya he llegado a un empate.
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