La historia de un descubrimiento: cómo la oportunidad llevó a un avance científico


Los accidentes son a menudo la fuerza motriz detrás del progreso científico. A veces un hallazgo inesperado o una extraña coincidencia conduce a un avance que cambia el mundo. Además, la historia conoce muchos episodios similares, desde la aparición del horno de microondas hasta el descubrimiento del principio de radiación de rayos X. Pero uno de los ejemplos más llamativos es el descubrimiento de la penicilina por Sir Alexander Fleming, un descubrimiento accidental que literalmente subió la medicina y salvó millones de vidas. En este artículo, vamos a ver cómo un plato petri abandonado descuidadamente inició una nueva era de control de enfermedades infecciosas, y discutir por qué tales “accidentes” realmente suceden más a menudo donde la mente está preparada para el descubrimiento.

No nos ataremos a fechas específicas, porque la historia del descubrimiento de la penicilina ha sido conocida por mucho tiempo, y muchos estudios continúan profundizando en los detalles de este fenómeno. Nuestro objetivo es mostrar cómo la “ingeniería del azar” (o, si lo desea, “cao organizado”) de la ciencia puede conducir a un cambio radical. El material está destinado a una amplia audiencia que quiere sumergirse en el mundo de los descubrimientos científicos y entender cómo la oportunidad juega un papel en el desarrollo de la civilización.


El origen de la idea: quién es Alexander Fleming
Alexander Fleming (1881–1955) fue un biólogo y farmacéutico escocés cuyo trabajo se centró en estudiar bacterias y encontrar formas de combatir infecciones. Alrededor del primer cuarto del siglo XX, trabajó en el Hospital St. Mary en Londres, donde estudió varias culturas antisépticas y microbianas. La humanidad en ese momento ya enfrentaba graves problemas de infecciones bacterianas, especialmente durante períodos de guerra y epidemias.

  • El contexto del tiempo: A principios del siglo XX, los médicos trataron de tratar bacterias con antisépticos y sueros, pero no había antibióticos especiales. Las infecciones como la neumonía, la sepsis, etc. eran a menudo una sentencia.
  • Características de la personalidad de Fleming: Sus colegas señalaron que “no era muy cuidadoso” en el laboratorio, sino curioso y observante, dos rasgos que desempeñaron un papel clave en su descubrimiento.

El caso que cambió el curso de medicina
El verano de 1928 fue un punto de inflexión para Fleming. En unas vacaciones cortas, dejó tazas de culturas bacterianas (Staphylococcus aureus) en su laboratorio, creía no ser demasiado lamido por los estándares sanitarios de hoy. Cuando regresó, encontró que en una de las tazas, moho (que ahora conocemos como Penicillium notatum) literalmente brotó y rodeó colonias de bacterias. Sorprendentemente, las bacterias estaban ausentes o destruidas alrededor del molde.

Muchos podrían ignorar este "sucio" y simplemente tirar la taza, pero Fleming notó que el hongo secreta una sustancia que mata bacterias. Llamó a esta sustancia activa penicilina.

  1. Punto clave: La curiosidad de Fleming lo llevó a realizar experimentos adicionales. Probó si la penicilina era efectiva contra otros microbios y lo resistente que era.
  2. Primeras dificultades: La aislamiento de la penicilina en su forma pura no era una tarea fácil. Fleming no tenía los recursos técnicos para producir consistentemente el medicamento en grandes cantidades, por lo que el "push" inicial del descubrimiento durante algún tiempo no encontró una aplicación generalizada.



El desarrollo del descubrimiento: la transición de la observación a la producción en masa
Las ideas de Fleming permanecieron en la periferia de la ciencia hasta finales de la década de 1930, cuando un grupo de científicos liderados por Howard Florey y Ernst Chain se establecieron para producir la penicilina masiva. En este momento, antes y durante la Segunda Guerra Mundial, había una necesidad urgente de una herramienta que pudiera salvar la vida de los soldados con heridas bacterianas.

  • Avance industrial: Florey, Chain y su equipo han desarrollado formas de aislar y purificar la penicilina en una escala que puede ser tratada. Desde 1941, los ensayos comenzaron y pronto el antibiótico se utilizó ampliamente.
  • Resultado: La mortalidad por infecciones bacterianas entre soldados heridos y civiles ha disminuido. Según los historiadores médicos, esto se ha convertido en uno de los mayores factores para reducir las complicaciones post-traumáticas.
En 1945, Fleming, Florey y Chain recibieron el Premio Nobel de Fisiología o Medicina, consolidando la importancia de la penicilina como el mayor descubrimiento en la historia de los antibióticos. Así que el “modo accidental” se convirtió en el “ salvador de millones de vidas”.


¿Por qué el accidente en la ciencia no es sólo la suerte
El descubrimiento de la penicilina se cita a menudo como un ejemplo que demuestra el papel del “accidente” en la ciencia. Pero vale la pena señalar que un “accidente de mala suerte” es sólo la punta del iceberg. Los científicos que notan o desarrollan estas "observaciones de la sabiduría" ya tienen una mente lista, saben hacer preguntas, y no ignoran anomalías.

  1. Una mente entrenada: Fleming era consciente de las dificultades existentes en el tratamiento de las infecciones bacterianas y comprendía inmediatamente la importancia del fenómeno visto en un plato petri.
  2. Apertura a sorpresas: Una gran variedad de accidentes alrededor de nosotros simplemente pasan, porque no nos preguntamos “qué si...”
  3. Interdisciplinaridad: A veces se necesita un esfuerzo en equipo (como en el caso de Florey y Cadena) para convertir un “milagro” en una tecnología utilizable.



Ejemplos de otros “accidentes” que han cambiado la ciencia
Aunque la penicilina es el ejemplo más conocido, la historia de la ciencia sabe otros ejemplos que “accidente favorece a los preparados”:

  • Rayos X (Wilhelm Roentgen): Durante el estudio de los rayos catode, Röntgen notó un “luz extraño” sin esperar a descubrir todo un espectro de radiación electromagnética. Resulta que así fue como se detectaron rayos X.
  • horno de microondas: El ingeniero Percy Spencer, trabajando con un magnetrón, descubrió que las olas derritieron una barra de chocolate en su bolsillo. Así nació la idea de “cocinar con microondas”.
  • Velcro (Velcro): Ingeniero suizo Georges de Mestral notó que el burdock se aferra a la ropa del perro, y desarrolló un broche textil.
Todos estos casos están unidos por el hecho de que los investigadores, frente a un hecho anómalo, no lo desestimaron, pero comenzaron a estudiar y buscar una explicación.


Conclusión
La historia de la penicilina, como muchos otros descubrimientos, muestra que la ciencia no es sólo un plan meticuloso y un método riguroso, sino también una parte de la imprevisibilidad creativa. El “accidente” aquí se convierte en el catalizador que da lugar a pensar más allá de lo familiar. Pero lo que es más importante, este “conocimiento accidental” da fruto sólo donde hay una “ mente preparada”, curiosidad y el deseo de comprobar el detalle asombroso, y no tirarlo con un plato de petri “completa”.

Estos resultados llevaron a cientos de horas de trabajo, observaciones y análisis, y la transición de la idea a la introducción generalizada de antibióticos tomó los esfuerzos de una generación de científicos y tecnólogos. Por lo tanto, el descubrimiento de la penicilina es una simbiosis de descubrimiento accidental y trabajo duro, lo que llevó a un verdadero avance científico que salvó millones de vidas durante y después de guerras.

Muchos descubrimientos nos enseñan no sólo innovaciones médicas o técnicas específicas, sino también un método importante de conocimiento científico: una visión abierta de todo lo inusual, la capacidad de hacerse preguntas y notar “insuficiencias del sistema” que puede ser una guía de algo grande. Así nacen verdaderas revoluciones científicas, a veces debido a un plato petri descuidado, que de repente se convierte en una ventana a una nueva era de medicina.