Google portit de nuestra memoria



Los científicos realizaron un par de experimentos. En un estudio, 40 declaraciones fueron escritas en una computadora: “El ojo de un avestruz es más grande que su cerebro”. La mitad de los participantes dijo que la información se almacenará en el ordenador, la mitad - que se eliminará. El segundo grupo recordó mejor los hechos. Y el primer grupo ni siquiera intentó recordar.

El segundo experimento fue probar cuánto afecta la disponibilidad de una computadora a lo que recordamos. Se pidió a los participantes que recordaran una declaración y una carpeta (uno de cinco) en la computadora a la que se almacenaba la información. Los sujetos eran mucho mejores en recordar no el hecho, pero su ubicación en la memoria de la computadora.





Los científicos no ven nada malo en esto. Los humanos se han basado en la memoria transaccional desde la invención del lenguaje. Para la mayor parte de la historia, la única fuente confiable de información era otras personas. Pero ahora la situación ha cambiado: los motores de búsqueda son percibidos como asistentes inteligentes con una buena memoria para los hechos. Hay una relación simbiótica entre humano y ordenador.

La investigación de Betsy Sparrow muestra la verdadera naturaleza de nuestra memoria. Contrariamente a la concepción errónea común, sus límites no son ilimitados. Por lo tanto, utilizamos todas las oportunidades para deshacernos de información menos valiosa a favor de información más valiosa.





Además del tamaño, hay una sobreestimación de la fiabilidad de su memoria. Con cada memoria, cambiamos las conexiones neuronales y al mismo tiempo cambiamos la memoria misma. Esto se llama reconsolidación de memoria. El cerebro reproduce eventos no como película, sino como una obra: cada espectáculo es ligeramente diferente de la anterior. La memoria es tan inestable que los recuerdos falsos pueden incluso ser implantados bajo la influencia de la publicidad (y otras impresiones vívidas).

Lo peor es que no notamos cómo cambia nuestra memoria. Estamos constantemente recordándolo, y seguimos convenciéndonos de la exactitud de la versión actual.





En este contexto, nuestro deseo de confiar en los motores de búsqueda es bastante natural. Nosotros subcontratamos el papel del almacenamiento de información a las máquinas porque conocemos nuestras propias imperfecciones. Esto consigue un doble efecto: hacemos espacio para el más valioso y aumenta (a expensas del ordenador) la exactitud de los recuerdos.





Fuente:/usuarios/413