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¿Quieres - créanlo o - no, pero era como
. En una ciudad vivía era una señora agradable. Cada mañana se fue a trabajar en un coche pequeño. Llegó el invierno. Area frente a la obra, que era conveniente para aparcar el coche en la estación cálida, cubierto de nieve. Entonces la dama complicado comenzó a dejar su coche en un sitio cercano propiedad de los bomberos. Y la nieve está cayendo y cayendo. Cuando durante las horas de trabajo y el coche aparcado fuego para cubierta de nieve, era difícil salir, la señora ni siquiera tuvo tiempo para conseguir la pala del tronco: a sus apenas ocho héroes bomberos y fácilmente empujó el coche, y luego hacer la nieve eliminado - a la mañana siguiente señora tenía un cómodo aparcamiento.
Pero un día, un día de invierno, cuando la nieve se cayó un poco, y la señora podía ir sola, se encontró con un cepillo en el parabrisas que es un documento de este tipo:





Fui a la señora en la tienda, compré una botella de la derecha, la puse en el capó de su coche, y que los demás no lo adivina - para disimular sacó una botella de manoplas brillantes y coloridos. Bueno, simplemente por estética, todo estaba decorado con globos, pero dejó a sí mismo - trabajo trabajo. Ven la noche - una manopla que se encontraba en posición vertical sobre el capó, y ahora se encuentra en posición horizontal, y en el interior, en vez de la botella -. Una caja de deliciosos chocolates

Y la señora me confesó me dijo que leyó en alguna parte, aunque por lo general en las grandes ciudades la gente de aparcamiento trasero como cerdos en la pila, y si alguien en el lugar equivocado su suministro de coche - culpado mutuamente malas palabras, los escándalos en todos los sentidos y swing de derecha. Y luego de tres largos meses de invierno es el hogar del aparcamiento departamental ningún malas palabras no son escuchadas. ¿Por qué hay mal - no oigo ni una palabra de ellos. Más bien, una vez que escuché de un hombre joven y sin experiencia, pero su voz en lugar de reclamar leo - bueno, sólo una pregunta tímida. De alguna manera, una mañana en lugar de ocho guerreros valientes salió al estacionamiento de un joven inexperto, y le pregunta a la señora:
 - Y usted sabe que no podemos poner los coches
?  - ¡Lo sé! - Respondió con confianza a la señora, y se fue a trabajar a trabajar
.
Aquí y termina mi pequeña historia sobre una ciudad maravillosa, donde las personas son el uno al otro y no ladran no muerden unos a otros. Como el poeta solía decir: "¿En qué año - medido en qué tierra - conjetura." ¿Quieres - créanlo o - no

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