Un día el rabino Chaim de Zans acercó a la ventana y miró hacia afuera. Ver a un transeúnte, llamó a la ventana y le hizo señas para entrar en la casa. Cuando entró en la sala, el Rabino Jaim preguntó:
- Dígame si usted encuentra una bolsa de oro, vienes de nuevo a su propietario
?
- Rabino - contestó, - si supiera quién es el jefe, me habría vuelto la cartera, no un momento de vacilación
.
- Usted es un tonto, - dijo el rabino de Zans
.
Luego regresó a la ventana y llamó a otro transeúnte y le hizo la misma pregunta.
- No soy tan tonto como para dar un bolso lleno de dinero, lo cual me pareció -. Respondió
- Usted es un mal, - dijo el rabino de Zans y llamó a la tercera
.
Él contestó a la pregunta:
- Maestro, ¿cómo sé lo que seré cuando me encuentro con un bolso, y si puedo protegerse de la mala voluntad? Tal vez pueda prevalecer sobre mí, y me apropio de lo que pertenece a otro. Pero tal vez, Dios, bendito sea, le ayudará a enfrentar, y te voy a dar que encontré, a su legítimo propietario!
- Estas son buenas palabras! - Dijo el rabino - eres un verdadero sabio.