Leo y Sofya Tolstoy.


El amor no sólo se enfriará, pero en algunos casos morir para nada ... Cuando la esposa no le da su marido la libertad de ser uno mismo, cuando ella seguía presionando sobre él, que lo impulsaron a cambiar, podría conducir al colapso de un matrimonio feliz. Uno de los acontecimientos más trágicos de la historia -. Un conde matrimonio escritor ruso León Tolstoi y su esposa Sofia Andréievna
 
Tolstoi - uno de los escritores más famosos de la historia. Dos de sus obras maestras, "Guerra y Paz" y "Anna Karenina", considerado como un tesoro de la literatura universal. Estaba tan venerado por su pueblo, algunos caminaron detrás de él día y noche, grabando cada palabra que sale de su boca. A pesar de que era un hombre de ricos y famosos, habiendo familiarizarse con las enseñanzas religiosas, se fue a trabajar en el campo. Se obligó a los zapatos, comió de cuencos de madera y trató de amar a nuestros enemigos. Abandonó los derechos de autor de sus libros y se atreven a vivir la vida que creía.
Al comienzo del matrimonio, Tolstoi y la condesa juntos orando a Dios para que su amor por los demás nunca se apaga. Pero tan pronto como vistas de Tolstoi sobre la vida ha cambiado, y ha cambiado su matrimonio. Sofía no podía aceptar su estilo de vida sencillo. Ella amaba el lujo, también despreciaba el valor de los bienes materiales. Ella se sintió atraído por la fama y el reconocimiento en la sociedad, que es apreciado estas cosas como basura. Se trató de la riqueza, lo consideraba un pecado. Cuando se enfrentó a ella, y siguió su camino, ella se puso histérica y empezó a amenazar con suicidarse o saltar en el pozo. De esta manera, ella estaba tratando de ejercer presión sobre él y hacer el cambio.
Este hombre que adoraba a su esposa cuando se casó con ella, cuarenta y ocho años cumplidos no podría hacer uno de su clase. Condesa Tolstoi, con el corazón roto, de edad avanzada, sediento de amor, cayendo de rodillas a los pies de su marido, le rogó a leer sus notas, que él había hecho por ella en su diario hace cincuenta años. Cuando leyó acerca de esos maravillosos días que ahora se han ido para siempre, ellos dos se echaron a llorar. Morir escritor pidió que su esposa no se le permitió a su habitación.
Condesa Tolstoi no es necesario culpar. Su marido podía contar con sus sentimientos y hacer algunas concesiones. Él podría tener al menos parcialmente a cederlo. Pero imagine lo noble que sería con la mano para quitarle la vida, para darle la libertad para experimentar con sus ideas, comprobar su dignidad. Él amaría incluso más que la primera, y ella habría perdido nada, sino que, por el contrario, iba a adquirir algo que tiene valor real.

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